Los errantes
Una novela única, ligera y honda a la vez, que indaga en las posibilidades del género para hablar sobre el cuerpo, el mundo y las estrategias siempre insuficientes con que intentamos cartografiarlos. Al principio de Los errantes, la narradora esboza un autorretrato que es también una poética: «A todas luces yo carecía de ese gen que hace que en cuanto se detiene uno en un lugar por un tiempo más o menos largo, enseguida eche raíces. (...) Mi energía es generada por el movimiento: el vaivén de los autobuses, el traqueteo de los trenes, el rugido de los motores de avión, el balanceo...